Cansancio

Cansada de estar cansada.

Cansada de estar cansada.

Otra semana llena de actividades que hace que decaiga mi tiempo para escribir en el blog. Esta semana es el cumpleaños de mi hijo Tony, pero también ha coincidido con correcciones de trabajos y otras pegas eventuales que van a apareciendo. Pero es principalmente el trasnochar lo que me cansa; por mí estaría durmiendo a las diez de la noche.

Cuando estoy cansada, siempre –realmente siempre- pienso en la canción de los Beatles I’m so Tired. Crecí escuchándolos, tanto así, que me sé de memoria el orden de las canciones en los discos y me sé la letra de casi todas las canciones, a veces no enteras, pero la mayor parte. Así que sin esfuerzo, comienzan a aparecer las estrofas que me recuerdan que estoy tan cansada, que apenas he dormido un pestañazo. Y qué cierta es la parte de que, a pesar del cansancio, la cabeza no deja de pensar: se llena de ideas, de cosas que quiero hacer y de cosas que tengo que hacer; de tareas inconclusas, de cuentas por pagar, de recuerdos divertidos, de momentos tristes. Qué activa puede ser nuestra mente justo cuando queremos desconectarnos.

Escribir sobre I’m so Tired, me hizo pensar en otra canción de los Beatles, I’m only sleeping, que, de hecho, viene en mi disco favorito. “Please, don’t wake me, no, don’t shake me, leave me where I am, I’m only sleeping”, canta Lennon. ¿No es extraño conformarse con pensar en descansar? ¿O tal vez basta pensarlo?

Pensar en canciones que me han alegrado desde la infancia o tal vez antes –debo haber nacido escuchando a los Beatles-, opera de la manera correcta, dejando el cansancio atrás o poniéndolo en perspectiva. Pienso, por ejemplo, en la primera canción, y cómo va volviéndose más intensa, como sacando fuerzas incluso del agotamiento. Y la segunda, es un placer, me hace sonreír.

Por eso, no está de más recordar “Estoy cansado” de Luis Cernuda. El hablante llega a decir en un momento “Estoy cansado de estar vivo”, pero recapacita al verso siguiente: “aunque más cansado sería el estar muerto”, para concluir que “estoy cansado del estar cansado”. El poema apareció en el libro Un río, un amor de 1929 y si lo leen completo, llama la atención cómo se va llenando de la idea de estar cansado hasta el extremo de generar una sensación de cansancio. Cuando dice que el cansancio tiene plumas que nunca vuelan, en un plano literal ya habla de que el estar cansado no lleva a nada, nada se saca con andar quejándose.

Yo con las plumas, pienso en la escritura; el poema es de la década de 1920, por lo cual lo imagino escrito con pluma: ¿se cansa uno de escribir?, ¿se cansa uno de hacer aquello que siempre quiso hacer, sea lo que sea? Poetas que se preguntan por su voz y su labor, por su ars poetica. Escritores –de poemas, de críticas, de novelas, de entradas de blogs- que se preguntan (nos preguntamos) por la naturaleza de lo que hacen: escribir. Y la respuesta ante la duda y el cansancio es, ¿paradójicamente u obviamente?, seguir escribiendo.

Fiebre de submarinos

Tony jugando, el cosy y el submarino de trapo.

Tony jugando, el cosy y el submarino de trapo.

Originalmente tenía preparado subir este post el viernes en la tarde. Había optado por una nota cotidiana para cerrar la semana y saludar el fin de semana. Sin embargo, mi esposo cayó repentinamente enfermo y preparar el collage de esta nota quedó en segundo (o incluso más atrás) lugar. Ahora que se siente mejor, puedo retomar.

Mi hijo Tony es un absoluto fanático del Submarino Amarillo de los Beatles, le gusta la canción –así que le regalamos el disco en Navidad-, la película y el objeto en sí mismo. Cuando se baña de tina tiene un submarino que es amarillo y a cuerda, aunque no es precisamente el de los Beatles, con el que juega.

Y cuando yo terminé de hacer un cosy*, insistió en que quería sacar el apliqué de tela que había hecho con el perfil del submarino. Así que se me ocurrió hacerle uno de trapo. Nada difícil, dos pedazos de tela iguales, cosidos entre sí y rellenos con algodón siliconado. Excepto por el tamaño, como yo no quería un nuevo juguete de grandes dimensiones desordenando por todos lados del departamento, lo hice bastante pequeño. Pero coser en puntadas tan pequeñas y dar vuelta la tela con esos intrincados diseños de tubos, fue una tarea ardua.

Sin embargo, Tony quedó feliz, aunque ahora quiere otro de color azul con estrellas, que es el patrón del apliqué del cosy. Con un poco de suerte se le olvidará, ¿cierto?

* Solo como nota, un cosy permite mantener la tetera con el té caliente. ¡Me gustan!