El 30 de agosto recién pasado el poeta Seamus Heaney murió. Y desde entonces que le había dado vueltas a qué escribir sobre él. Aunque lo he leído, no soy experta, y no me interesaba realizar un recuento de algunos hechos de su vida, como suelen ser los obituarios que se le dedican a autores como este en nuestros diarios nacionales, con más anécdota proveniente de agencias que algo un poco más vívido. Por un lado, entiendo que así sea, es decir, tendrían que manejar más o menos sus textos, y no es cosa fácil. Pero no quería dejar pasar la ocasión sin decir nada, y no solo porque Heaney y yo compartiéramos el mismo día de cumpleaños.
Revisando sus poemas encontré “Rite of Spring” (Door into the Dark, 1969) y me pareció apropiado por cuanto con un día como el de ayer domingo, pareciera que finalmente la primavera quiere sentir su presencia. Asimismo, aunque el poema tiene varias lecturas, me pareció que esa imagen de una primavera que se demora, que cuesta, pero que después estalla entre nosotros, era no solo hermosa, sino real, palpable.
El poema tiene –en inglés- el mismo título que la pieza de Stravinski que en español conocemos como La consagración de la primavera. Recuerdo haber visto el ballet hace muchos años en el Teatro Municipal, vibrante. Es, por cierto, también terrible: la joven raptada y obligada a sacrificarse bailando hasta la muerte: he ahí el rito, el sacrificio es ritual. En el poema de Heaney no hay sacrificio, pero sí ritualidad, aunque derivada de objetos muy cotidianos, ya que toma como objeto de sus imágenes una bomba de agua, congelada durante el invierno, y que poco a poco comienza a ser conquistada por el fuego, lanzada por el fuego, que permite la liberación del agua, ya incontenible. Es, también una metáfora sexual, al hablar de bombas y émbolos, el poeta también habla de sexo.
Buscando opiniones sobre el poema, me encontré con varias que lo desdeñaban por simple y obvio. Para uno, incluso, es un poema sobre la frigidez. No concuerdo con aquello, por cuanto lo que decía al comienzo: la primavera está dormida durante el invierno, pero ciertamente no es frígida. Le vi más sentido a algunos artículos que hablaban de la visión femenina en Heaney. Así encontré a Carlanda Green, quien más bien ve una unión, una consumación entre agua y fuego. El estallido final es orgásmico, como también lo es el estallido primaveral. Incluso en la pieza de Stravinski al comienzo encontramos augurios primaverales. La llegada de la primavera no es como una llave –para seguir con las imágenes de Heaney- que simplemente se deja abierta el 21 de septiembre y la primavera queda encendida. Diría que lo mismo pasa con las relaciones entre un hombre y una mujer, no se trata simplemente de un botón que se aprieta y listo, el orgasmo se alcanza, no se enciende con un interruptor.
Así que, no estoy muy segura acerca de que la metáfora de Heaney sea demasiado textual. A mí me gusta y me hace pensar en el texto que escribió Blake Morrison con motivo de la muerte de Heaney: “Para Heaney, había maravillas suficientes en este mundo, sin importarle el siguiente. Objetos y lugares comunes –un sofá, una radio, un bolsón, una ráfaga de viento, el sonido de la lluvia- estaban santificados” (original aquí). También una bomba de agua y su émbolo.
Rite of Spring
So winter closed its fist
And got it stuck in the pump.
The plunger froze up a lumpIn its throat, ice founding itself
Upon iron. The handle
Paralysed at an angle.Then the twisting of wheat straw
into ropes, lapping them tight
Round stem and snout, then a lightThat sent the pump up in a flame
It cooled, we lifted her latch,
Her entrance was wet, and she came.