Amarilis y Delia

El índice de la revista Literatura y Lingüística.

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Antes de tomar el curso de Poesía Colonial con María Inés Zaldívar, nunca había escuchado sobre la poesía de Amarilis. Aunque todo el curso fue un exquisito descubrimiento de autores, esta poeta peruana de la que poco y nada se sabe, me cautivó.

¿Qué se sabe de ella? Que Amarilis es un seudónimo, que vivió entre los siglos XVI y XVII, y que su obra conocida es Epístola a Belardo. Belardo no es otro sino Lope de Vega, a quien ella dirige el poema y que, de hecho, lo publicó en La Filomena en 1621.

Amarilis es mencionada por la poeta chilena Delia Domínguez en una de sus obras en prosa, en la cual traza una línea de mujeres poetas de las cuales se considera heredera. Ýo llegué a ese texto cuando estudiaba a Domínguez para mi tesis de Magíster, al mismo tiempo que leía a Amarilis en mi clase de poesía colonial. Y como siempre me han interesado las sincronías, me interesé en ese par de mujeres y sus trabajos. Como parte de esa investigación, escribí el paper “Amarilis y Delia Domínguez: nexos entre dos poetas desde la conciencia de ser mujeres-autoras”, que fue publicado en la edición 27 de la revista Literatura y Lingüística del Departamento de Humanidades de la Universidad Católica Silva Henríquez.

La portada de la edición más reciente de Literatura y Lingüística.

La portada de la edición más reciente de Literatura y Lingüística.

La revista me llegó creo que hace una semana y fue excelente poder tenerla entre mis manos, la sensación siempre es genial. Ahora la revista está también disponible online a través del sitio de Scielo.

Sobre el paper, les dejo aquí el abstract y el link para descargar o bien leer online. ¡Saludos!

Resumen: En el presente trabajo, me propongo vincular a dos poetas: Amarilis y Delia Domínguez. La primera es peruana y vivió en el siglo XVII cuando su país era un virreinato que dependía del imperio español. La segunda es chilena y todavía vive. Aunque hay una clara distancia temporal, me parece que las líneas de unión entre ellas atraviesan sus obras y no solo se limitan a características que podríamos considerar más bien superficiales, como el hecho de que ambas son mujeres, americanas y poetas. Mi objetivo es establecer cruces entre sus obras, partiendo desde la premisa de que las dos escriben desde un posicionamiento y conciencia de ser mujer-autora. Para esto, me centraré en Epístola a Belardo de Amarilis y el libro El sol mira para atrás de Delia Domínguez.

Lluvias de mayo

Santiago bajo la lluvia.

Santiago bajo la lluvia.

Lluvias de finales de mayo debería decir. Este lunes, después de que mi esposo Antonio fue a dejar a Tony al jardín infantil, allí tan cerca de la cordillera, fuimos a desayunar al Café Mediterráneo: té, huevos revueltos, tostadas y una media luna tibia, todo perfecto. Comenzaba a llover cuando salimos del café. Tuvimos un intermedio en el Campus Oriente, donde pasé a devolver un libro que hacía semanas renovaba por internet. Y pasado el mediodía fuimos a buscar a Tony atravesando calles llenas de agua, algunas como ríos, y apenas llovía desde hacía un par de horas.

Tony y yo nos quedamos el resto del día en casa, mientras afuera la lluvia no dejaba de caer. Es hermosa la lluvia, hermosa y necesaria. Recuerdo una lluvia muy fuerte en Plymouth, una ciudad del sur de Inglaterra, hace más de diez años. Iba a pasar solo un par de días allí, así que salí a recorrer a pesar de la fuerte lluvia, y de que era invierno. Volví al B&B con un fuerte dolor de cabeza, pero el recorrido fue inolvidable y el cielo después de la lluvia, todo un espectáculo azul intenso. Me mojé mucho también en Gales recorriendo unos castillos con unos amigos colombianos en esa misma época.

Pero hay que reconocer que una lluvia tupida que cae sobre la cabeza puede ser agotadora. Como en el cuento “The long rain” o “La lluvia”, de Ray Bradbury. Aparece en El hombre ilustrado y muestra a un grupo de hombres que tratan de escapar de la agotadora lluvia que nunca deja de caer sobre el planeta Venus. Es tan fuerte e intensa que los hombres enloquecen tratando de encontrar un refugio.

A veces la lluvia enloquece, es cosa de ver cómo se pone el tráfico de Santiago durante estos días. Me hace pensar en el poema “Volvió el diluvio” de Delia Domínguez: volvió “cada uno en lo suyo, trepando”.

Presentándome

blog01Hace pocos meses concluí, entregué y defendí mi tesis para optar al grado de Magíster en Letras mención Literatura. Realicé una lectura del poemario El sol mira para atrás. Antología personal de poesía y prosa de Delia Domínguez a partir de lo que llamé una escritura de mujeres feminizada, concepto al que llegué gracias a las lecturas de un variado grupo de mujeres, desde Hélène Cixous a Nelly Richard. Mi aproximación a ese texto fue también personal, tanto al leer los maravillosos poemas de Delia Domínguez, como al escribir la tesis. Y fue personal no solo porque partí de mi experiencia, como mujer y madre, también por supuesto como lectora, sino porque busqué plasmar esas experiencias en mi texto. Lo encontraba fundamental, teniendo en cuenta el carácter tan íntimo de las poesías de Delia.

Para ser honesta, no era la primera vez que lo hacía. En mi primera aproximación escrita a la obra de Jorge Teillier –antes solo lo había leído por el placer de leerlo y no para analizarlo-, también expuse mi experiencia personal, relatando un quehacer cotidiano para mí: hacerle de comer a mi hijo. Resultó algo natural, por cuanto lo que estaba buscando en Teillier eran precisamente sus alusiones a la comida, aunque sin quedarme en el aspecto superficial, sino buscando aquellas que fueran metáforas o imágenes de otro tipo de reflexiones de carácter más profundo.

Leer desde la experiencia y plasmarlo en un texto estaba también presente en un maravilloso libro que me prestó un profesor, titulado The Intimate Critique. Autobiographical Literary Criticism, en que una serie de académicos e investigadores abordan obras y autores desde un punto de vista autobiográfico, o plasmando su experiencia en los textos, mostrando que fue clave para abordar textos y reflexiones. Lo he leído varias veces, porque siento que esa es mi manera también de aproximarme al ejercicio crítico. En este texto encontraba trasfondos teóricos, pero mi intuición ya se había ido por ahí, cuando en mi curso de Crítica Literaria de la Licenciatura de Estética, abordé el cuento Fantasías de Alejandro Zambra desde el recuerdo de mi primera gran mudanza desde Iquique a Copiapó cuando era una niña (esa crítica impresionista está ya publicada en el blog, pueden verla aquí).

Había comenzado ya este blog, con algunos de los textos que iba escribiendo, pero me di cuenta que entre ser madre, estudiante, y profesional que trabaja, el tiempo se me escapaba y que utilizar el mismo lenguaje académico más crudo me cansaba si quería aplicarlo a algo que estaba iniciando por cuenta propia. Así que con este cambio de blog, desde Plaza Literaria a Bueno, bonito y letrado, mi interés es hacer justamente eso que quiero imbuir en la práctica académica: incluir la experiencia, la autobiografía, en vez de esquivarla, como si cuando una escribe no tuviera género ni preocupaciones ni emociones. Así que bienvenidos nuevamente.