Clínica Jardín del Este, crítica social en tono humorístico

Portada de Clínica Jardín del Este, de Elizabeth Subercaseaux.

Portada de Clínica Jardín del Este, de Elizabeth Subercaseaux.

Clínica Jardín del Este es la tercera entrega de la serie Barrio Alto, que Elizabeth Subercaseaux comenzó a publicar en 2009. Este nuevo libro sigue abordando la vida y mentalidad de los sectores acomodados de nuestra sociedad, esta vez echándole un vistazo bastante crudo al sistema de salud y a las diferencias que separan a los grupos que se encuentran en los extremos: mientras unos tienen que esperar para atenderse por el Auge, otros pueden gastar lo que quieran en operaciones estéticas como hilos tensores, una de las técnicas que aparece en el texto.

El protagonista es el mismo corredor de propiedades de los libros anteriores, Alberto Larraín Errázuriz, quien esta vez es seducido económicamente por sus amigos para meterse en el negocio de la salud, a través de una clínica de cirugía plástica exclusiva y una isapre. Es la excusa de la autora para dar cuenta de una visión bastante descarnada acerca de la clase social de la cual ella misma proviene, y también del sistema de salud, que es visto por los personajes no como una necesidad, sino como una piedra filosofal que convertirá todo cuanto toque en oro.

Digo excusa, porque Subercaseaux no se limita con exponer el mundo de las cirugías plásticas, sino que da cuenta de “los de arriba y los de abajo”, al contrastar el mundo lujoso de la clínica instalada en Vitacura, y el precario de los hospitales públicos: “La pequeña sala acomodaba siete camas, casi pegadas entre ellas, cuatro adosadas a una pared y tres a la pared del frente. […] En el catre del fondo, un ojo medio abierto el otro cerrado, dormitaba una anciana con una mascarilla de oxígeno apoyada en el caballete de la nariz. Un fuerte olor a ropa vieja y trapos mojados impregnaba el ambiente. El aire era asfixiante” (146).

Subercaseaux va presentando a sus personajes con empatía, pero cada uno de ellos va deslizando prejuicios y actitudes discriminatorias, que llegan a un punto impensable cuando una de las señoras le encarga a su nana antes de partir a operarse: “me dejas listos dos queques de limón y un filete, porque algo tendré que comer” (103). Mientras esto ocurre, la hija del protagonista también se operará, pero para ponerse unos implantes mamarios: el objetivo no es mejorar una salud deteriorada, sino subirse el ánimo.

La novela está llena de humor y también de crítica, esto la vuelve contingente, pero también una pieza de lectura sin fecha de caducidad. Esto último es aportado por el humor, y también por las líneas narrativas que se van cruzando, en especial el gran secreto que se esconde en uno de los personajes y que la autora maneja en clave de suspenso, a tal punto que, incluso luego de conocerse, se querrá saber cómo los distintos caracteres lidiarán con él.

Subercaseaux, Elizabeth. Clínica Jardín del Este. Santiago: Editorial Catalonia, 2013.

Esta reseña apareció originalmente en el sitio web del Diario Publimetro, donde tengo una columna de libros semanal.

Entrevista con Elizabeth Subercaseaux

entrevista_subercaseauxHace unas semanas atrás escribí sobre transcribir. Pasar en limpio una conversación grabada es una tarea dura, y que puede llegar a ser muy tediosa. Además deja en evidencia, porque te puedes dar cuenta de que preguntaste algo tonto o, peor aún, que ¡olvidaste preguntar algo! Estuve con Elizabeth Subercaseaux más de una hora en su departamento de Providencia. Al comienzo conversamos sobre su libro, fueron unas tres o cuatro preguntas que, finalmente, no incluí en el texto porque contaban cosas sobre su novela Clínica Jardín del Este, que era mejor guardar para mí y así no arruinar la sorpresa de los futuros lectores del libro.

Fue una conversación encantadora, disfruté mucho hablando con ella, escuchándola. Y el resultado de eso apareció esta semana en la revista Mujeres del diario Publimetro. La revista apareció en papel, pero también se puede revisar online (hagan clic ¡aquí!).

Transcribir puede ser un trabajo latero, pero el resultado, esa entrevista publicada y disfrutada, es un gozo. Además he recibido muy buenos comentarios que me han dejado muy emocionada. Espero que la lean y la disfruten.

Elizabeth Subercaseaux a la hora del desayuno

Portada de Clínica Jardín del Este, de Elizabeth Subercaseaux.

Portada de Clínica Jardín del Este, de Elizabeth Subercaseaux.

Esta mañana estuve en un desayuno de la Editorial Catalonia, por el lanzamiento del nuevo libro de Elizabeth Subercaseaux Clínica Jardín del Este. Se trata del tercer volumen de la serie “Barrio alto” iniciada por la periodista/escritora en 2009, y que incluye también Vendo casa en el barrio alto y Compro lago Caburga. Yo no he leído los dos primeros, pero entiendo que todos son protagonizados por el mismo personaje, Alberto Larraín Errázuriz. En este episodio el personaje, que es un corredor de propiedades, se involucrará en un negocio de cirugías estéticas e isapres. ¿Por qué vincularse a un negocio así? Un amigo lo explica en la novela: “Mira, huevón, en este país hay dos bienes de consumo que son minas de oro, hay que tratarlos con cuidado porque se trata de áreas sensibles, pero dan muuuuucha plata. Uno es la educación y el otro es la salud” (16).

Como el libro lo recibí apenas un par de horas atrás, no es mucho lo que puedo comentar, pero la cita anterior nos muestra que el libro deja en evidencia algo que todos sabemos: que la educación y la salud son negocios ultra rentables para algunos; para los demás, significa arreglárselas. La perspectiva acá está en esos pocos. Subercaseaux dijo al presentar el libro que, aunque es una novela de corte humorístico, no contiene ni sarcasmo ni ironía –ya lo veré al leerla-, sino que presenta un “efecto espejo” en el que muestra “una clase social a la que yo misma pertenezco” y que, por lo tanto, conoce bien.

Pero ya que no estoy más facultada aún para hablar de la novela, sí quería mencionar un par de cosas del desayuno. Me senté en una mesa en que no había periodistas ni críticos, sino libreros, o más bien libreras, de Ulises y Lugar sin límite. Más que del libro terminamos hablando, un poco, de lo que hacíamos; estaban especialmente curiosas por el hecho de que yo tomara nota de las palabras de Subercaseaux, pero todos los puntos cayeron sobre las ies cuando les dije que era columnista de libros. Y lo segundo fue con respecto a algunas de las palabras de la escritora, quien agradecía y mostraba su preferencia por un desayuno-lanzamiento, en que más que llenarse de amigos y familiares, reuniera a quienes generan comunicación en torno al libro: libreros y periodistas. Concordé con ellas por varios motivos, por un lado, el horario de un desayuno me pareció más atractivo que un lanzamiento a última hora de la tarde, en que suelo tener problemas porque coincide con la hora de bajarle las revoluciones a mi hijo. Por otro lado, me llamó la atención que pensara en quienes dan a conocer el libro, ciertamente una postura inteligente, por cuanto, ya estoy escribiendo sobre la novela, ¿no?