El 7 de abril se cumplieron 124 años del nacimiento de Gabriela Mistral. Sé que hace no mucho había escrito sobre ella a propósito de un artículo de Elizabeth Horan, pero me parece que siempre hay buenas razones para escribir sobre una poeta intensa y completa.
El año pasado, mientras investigaba para mi tesis de Magíster, me encontré con el poema “Una palabra”, que aparece en el poemario Lagar. Sin duda lo había leído antes, muchos años antes, pero para ser honesta no lo recordaba. Ahora, cada vez que pienso en ella, y también en otras mujeres poetas, no puedo evitar que esos versos vengan constantemente a mi cabeza:
Yo tengo una palabra en la garganta
y no la suelto, y no me libro de ella
aunque me empuje su empellón de sangre.
Si la soltase, quema el pasto vivo,
sangra el cordero, hace caer al pájaro (412).
El poema es más largo, son seis estrofas en total, pero esos primeros versos son impactantes: la palabra atravesada en la garganta, una palabra tan intensa que quema, y que cuando sea pronunciada es capaz de volver el mundo en llamas. “Tengo que desprenderla de mi lengua…” dice luego, y me parece que escribir –cualquier tipo de escritura- y, por supuesto, hacer poesía, tiene que ver con la necesidad/urgencia/premura de sacar todas estas palabras que una tiene dentro. Podrán ser palabras susurrantes o gritadas, eso dependerá del dueño de esa voz. Esto es algo que me ha enseñado Mistral.
Nota 1: Estoy usando como referencia el libro Antología. Gabriela Mistral en verso y prosa, una edición conmemorativa que la Real Academia Española publicó en 2010. Para leerlo, pueden buscarlo aquí. En el apartado “Luto” de Lagar.
Nota 2: A propósito de Gabriela Mistral y Elizabeth Horan, este miércoles 10 de abril a las 17 horas, se presentará una edición bilingüe de Motivos. The life of St. Francis de la poeta, con la traducción de Horan. Será en el Auditorio de Filosofía de la Universidad Católica.