Librerías vs farmacias

que_leoHasta marzo de este año, trabaja a tres cuadras de la librería Qué Leo de Providencia. Nada mejor que pasar después del trabajo a buscar un libro que me interesaba o aprovechar los días de libros sin IVA. Después de leer que quieren poner otra nueva farmacia en vez de la librería, nos muestra cuáles son las prioridades de nuestra sociedad. Lo pensé cuando cerraron la radio Horizonte para convertirla en el bodrio actual; cerrar una radio que es exitosa para convertirla en lo que es hoy en día, muestra que el mercado nunca es neutro, es ideológico; no solo se trata de ganar más, sino de hacerlo neutralizando lo diferente.

Lo mismo sucede ahora con el deseo de reemplazar un negocio que vende libros y que paga arriendo, por un negocio que podría dar más dinero a los dueños del local, pero que difícilmente nosotros necesitamos, ¿acaso no hay ya una farmacia en cada cuadra? En cambio librerías, no. Y las librerías no solo venden libros, también son centros de intercambio de ideas, de relaciones personales, son lugares en que uno sabe que está hablando en un mismo idioma, que el que te atiende quiere a los libros como tú los quieres.

Lo más triste es que yo estaba esperando hablar de la apertura de la Qué Leo de Ñuñoa, muy cerca de mi casa y debajo del salón de té Délice –al que voy desde el primer día que abrieron-, y en cambio, se convirtió en una nota sobre el eventual cierre de la otra Qué Leo.