Querido diario…

querido_diario_01Cuando era niña, y creo que esto era especialmente cierto en Iquique, un regalo obligado en las fiestas de cumpleaños eran los diarios de vida. Los diarios y las cajas de música. Como la casa en que vivíamos en calle Baquedano era grande, se llenaba de amigos expertos en traer esos dos regalos. No recuerdo si los regalaba también cuando yo era la invitada. Cuando nos mudamos a Copiapó, los diarios de vida seguían siendo regalos vigentes, no así las cajas de música. Los tenía de los más diversos motivos, tamaños y algunos de hecho estaban repetidos. Cada entrada la titulaba “Querido Diario”, y la verdad es que escribía cosas más bien banales, cosas que hacía, más que pensamientos o sentimientos. Tampoco eran anécdotas apasionantes: no había aventuras ni jeans mágicos, solo la vida cotidiana. En el paso a la adolescencia tuve un diario que me encantaba, que no tenía llave, sino que era un grueso cuaderno en color pastel, que escribí desde la primera a la última página.

Con el paso de los años, la actividad escritural decayó, aunque siempre me han fascinado los diarios como formato y como objeto, razón por la cual he comprado varios a lo largo de los años. Esto ha incluido diarios de viaje, algunos más completos que otros, en los que sí ha habido aventuras y se han convertido también en una forma de descargarse de los malos ratos que algunos viajes han significado.

querido_diario_02Hace unos años atrás compré un hermoso everyday journal en Harrod’s, y traté de escribir ahí con alguna periodicidad. Lo estuve releyendo la semana pasada, por encima, al encontrarme con pasajes que no quería recordar, pero también con momentos excelentes. El texto se interrumpe en 2008: estaba casándome y en el segundo año de la Licenciatura en Estética, al mismo tiempo que trabajaba. Después todo sería una montaña rusa, con el nacimiento y crianza de Tony, la búsqueda de un hogar, y la maestría en Literatura. Todo ese tiempo intenso y maravilloso no quedó más que en mi memoria, y diría que en cientos de fotos y apuntes de clases.

No encontré por casualidad el diario, sino que lo busqué, ansiosa de volver a descargarme en palabras escritas. Hace una semana comenzamos la operación “quitarle los pañales a Tony” y ha sido intenso, porque él no ve la necesidad de dejar de usar pañales. Agotada, me puse a escribir de nuevo. Luego, dándole vueltas al asunto, me pareció que un blog también es una especie de diario de vida, uno que no busca que sus textos permanezcan en secreto, sino que los lea quien se interese. Debo decir que en la operación ha habido progresos, lo que hace que a los momentos de agraz se agreguen los de miel también. En cuanto al diario objeto, solo el tiempo dirá si pude dedicarme a él como me gustaría. Me propongo revisarlo a fin de año. Entonces veremos si se convierte en post.

2 pensamientos en “Querido diario…

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