Monterroso y los dictadores

El paraíso imperfecto. Antología tímida de Augusto Monterroso.

El paraíso imperfecto. Antología tímida de Augusto Monterroso.

Esta semana recibí el libro El paraíso imperfecto. Antología tímida de Augusto Monterroso, una edición de bolsillo que reúne cuentos y ensayos, y que se lanza al cumplirse diez años de la muerte del autor. Es una edición sencilla, aunque parece en sintonía con el escritor guatemalteco. De hecho, en la última página aparece el dibujo de su dinosaurio con la leyenda: “Cuando este libro se terminó de imprimir en 2013, el dinosaurio todavía estaba allí”. Por supuesto está basado en el microrrelato “El dinosaurio” del propio Monterroso, relato que, sin embargo, no es parte de la edición. Probablemente no fuera necesario incluir un texto tan conocido. Eso sobre el espíritu del libro, si es que uno puede llamarlo así, tomando prestado un concepto del análisis poético, podría decirse que es el mood, el estado de ánimo de la antología, porque incluso en ensayos serios, Monterroso se las arregla para hablar desde el humor, sin por ello restarles profundidad.

Como decía el libro me acaba de llegar, y como estaba terminando la lectura de La oscuridad que nos lleva de Tulio Espinosa (la reseña apareció hoy), solo repasé en el índice algunos títulos que podría interesarme abordar de inmediato. Probablemente porque es 6 de septiembre y se cumplen 40 años del golpe de Estado, me concentré primero en “Novelas sobre dictadores (1)” y “Novelas sobre dictadores (2)” (La palabra mágica, 1983). El primero nos habla de la novela El señor presidente de Miguel Ángel Asturias, donde presenta la siguiente idea. Habla de un cierto mito de que los dictadores pertenecen o fueron creados en Latinoamérica, como si Europa no hubiera visto –en la historia reciente- a Hitler, Mussolini y Franco. Lamentablemente, y esto él no lo menciona, aunque no fueron originados en nuestro continente, nos llenamos de ellos y sus dictaduras.

El dinosaurio de Monterroso.

El dinosaurio de Monterroso.

En el segundo ensayo, nos habla de un proyecto que Mario Vargas Llosa tuvo en los años sesenta, de una antología de cuentos sobre dictadores latinoamericanos, en que participarían él, José Donoso, Carlos Fuentes, Alejo Carpentier, entre otros, y al que invitaba a participar a Monterroso para que escribiera sobre Anastasio Somoza padre. Como dije, el proyecto fue en los sesenta, así que era muy pronto para considerar a Pinochet en la lista.

Como dice el propio Monterroso, el proyecto no se concretó, aunque algunos de los participantes escribieron sus propias novelas sobre dictadores. Sobre él nos cuenta, que apenas le llegó la invitación a participar –a pesar de que había dicho que sí de palabra -, prefirió enviar su rechazo a escribir. La razón es más que interesante: “[…] renuncié a trabajar en un Somoza al que como juez me habría gustado mandar a fusilar pero que como escritor hubiera llegado a presentar en toda su indefensión y miseria […]” (135). No quería humanizar al dictador, quién quiere.

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