Las jaulas invisibles de Ana Vásquez-Bronfman

El 17 de noviembre de 2009 murió la escritora Ana Vásquez-Bronfman. Llevaba toda una vida radicada en Francia, pero el contacto con nuestro país no lo perdió nunca. Es una lástima esperar a hablar sobre alguien cuando ya ha partido, pero en el caso de ella dejó un grupo de novelas y ensayos que o bien nos la recordarán o nos ayudarán a conocerla a través de su escritura.

Ana Vásquez-Bronfman

La escritora Ana Vásquez-Bronfman

Debo comenzar diciendo que estoy lejos de ser una gran conocedora de la obra de Ana Vásquez-Bronfman, la escritora chilena fallecida el 17 de noviembre de 2009. No tenía un gran número de novelas a su haber, aunque sí éstas destacaban por sus críticas favorables, además de haber ganado el premio del Consejo Nacional del Libro a la mejor novela inédita en 1999 por Los mundos de Circe.

Se había radicado en Francia en 1974, adonde partió exiliada, y la temática del desarraigo, del trasplante, estaba presente en sus obras, en particular en su última novela Las jaulas invisibles (2002).

Ana Vásquez-Bronfman era, además, sicóloga, y si la buscan en Google se darán cuenta de que tiene tantas entradas por tal motivo como por su incursión literaria. En términos profesionales exploró el ámbito de la resiliencia, esa capacidad del ser humano de sobreponerse a los dolores y traumas más profundos. Me pregunto si fue un interés que surgió del hecho de haberse visto obligada ella misma a dejar su país.

Las jaulas invisiblesLas jaulas invisibles es una saga familiar, o la saga de dos familias, todas obligadas a abandonar sus hogares y convertirse en emigrantes. Unos son judíos rusos, que se encuentran escapando de los pogroms (disturbios, ataques) que sufría la población judía en Rusia. Los otros son campesinos chilenos que deben cambiar su vida por la de la ciudad.

“Nadie emigra por gusto, evidentemente, antes de partir los riesgos se ven más grandes, y si no se sabe claramente lo que se va a ganar con la partida, ciertamente se sabe lo que se pierde” (34-35), escribe la autora en la novela.

Esas dos familias tan distintas terminarán coincidiendo, décadas más tarde, en particular en la forma de dos niñas que terminarán haciéndose amigas y reencontrándose décadas más tarde, Mariana y Veruchi. Su historia actual viene desencadenada desde el pasado, que la autora inicia en la vida de sendas bisabuelas. A través de esos relatos, narrados con fluidez y tacto, con tal intimidad que pareciera que una se está introduciendo en algo demasiado privado, pero que, a la vez, es bastante cercano, no por las experiencias específicas, sino por el trasfondo de aquellas.

Es la idea de las jaulas invisibles, esa herencia que recibimos de nuestras familias, que apenas percibimos, pero que pueden convertirse en verdaderas prisiones. “Desde que nacemos nos van encerrando en jaulas” (242), se lee al continuar el relato de la novela.

Si hay algo interesante en Las jaulas invisibles es la apuesta por una visión que se enfoca desde la mujer, nada de historias de patriarcas. Todo comienza con la historia de las bisabuelas y en el presente volvemos a encontrarnos con dos mujeres, Mariana y Veruchi. Por supuesto, el relato no es lineal, sino que se estructura de una manera más orgánica, como respondiendo a las necesidades de una narración íntima y no a la obligación de realizar una cronología. Eso me hace pensar en esta otra cita: “Es cierto que las ideas se le escapan de la cabeza, árboles, hojas gigantescas, verdes en todos los matices, basura en el borde de la carretera, no logra concentrarse, quisiera echarse a llorar como una niña chica, qué ridículo. Mientras preparaba el viaje estaba tan vitalmente entusiasmada, sentía que si Veruchi aceptaba el análisis con ella, juntas podrían aclarar muchas dudas, darle más coherencia a su interpretación” (2002, 8). Tal vez haya una invitación a que como lectores también participemos de ese análisis, o más bien de ese viaje, de lo que se abandona y de lo que permanece.

Ignoro si será fácil conseguir los libros de Vásquez-Bronfman actualmente, en particular porque este último es de 2002. Buscando en el sitio web de algunas librerías no pude dar con sus novelas, pero Las jaulas invisibles sí aparece en el sitio de Lom (www.lom.cl). De todas maneras, me parece que vale la pena realizar el esfuerzo de buscar y leer a nuestros autores, porque aunque ellos hayan partido, sus textos permanecen.

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